La horas se derriten, se deslizan en las paredes…
los colore corren sobre ellas… las paredes, muros… sí no hacemos nada por el mundo y la vida, nuestra vida, mira entonces la tele, a cuéstate en la cama, en el silla. Si lo tienes, si tienes la tele, el mundo posara frente a tus orbitas oculares… las horas solo fluyen en los muros de las infames historias:
indios,
muertes…
estudiantes
muertes…
niños….
muertos…
niñas…
muertas….
palestinos…muertos…
negros…
muertos….
los hombres que mueren, las mujeres que paren: las víctimas, las mujeres rotas que asesinan…
y las horas…
en la mina….
las maquila…
los túneles…
frente a los escritorios….
y un árbol que cae y un bosque que arde…
y los estómagos que crujen como maderas añejas….
y este teclado sobre hojas como muros….
y los minutos se disuelven trastornados en una mescolanza de colores…
en nuestras manos descansa la destrucción de nuestro mundo…
la música dolorosa y la letra muerta en vientres secos
y un gran pene convertido en arma de destrucción masiva:
un hongo
un maldito glande
que vatio el azul del espacio hasta hacer sangrar la tierra,
secar sus ríos…
acallar la fauna, nuestra fauna,
…las razones destructivas…
un mundo sin tiempos ni colores,
ni prismas oculares que lo miren contemplen y amen…
profusa y profundamente…
son los iracundos muros: se levantan por doquier…
pululan,
hieren el suelo divino….
y nuestras manos los construyen…
es urgente romperlo
destruirlo,
derretirle,
deshacerlo,
pintar el tiempo…
rehacer el espacio…
escribir un nuevo mundo…
recordando la miseria de aquel viejo mundo…
nunca más…
nunca más el capital….
Lange, Alberto…
Años de crisis sistémicas
Diciembre, 12, 2010
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